En el mundo de la siembra es imprescindible contar con un suelo bien preparado, de allí la importancia del ácido bórico en la agricultura y, sobre todo, para el cultivo de tomates, ya que el boro es un elemento que contribuye a la normalización del metabolismo en estas plantas.

Aparte de ello, este químico débil funciona muy bien como insecticida, por lo que es una excelente opción a la hora de cuidar la cosecha.

De hecho, entre los usos del ácido bórico también se encuentra el tratamiento de “enfermedades” en los cultivos de tomates.

En este sentido, es importante reconocer los signos de que nuestras plantas necesitan boro para que germinen sus semillas y crezcan sus frutos adecuadamente.

Plantas de tomates e importancia del ácido bórico durante su desarrollo

La importancia del ácido bórico durante el desarrollo de las plantas de tomates, radica en que aumenta la capacidad de los cultivos para sintetizar nutrientes como, por ejemplo, el oxígeno, nitrógeno y calcio.

Asimismo, contribuye al procesamiento de ácidos nucleicos y juega un papel fundamental para la formación de células cuando las plantas comienzan a crecer.

Algunos efectos positivos del boro en los arbustos de tomate

Tal como hemos ido mencionando, son muchos los efectos positivos del boro en los arbustos de tomate, pero los más resaltantes son los siguientes:

  • Contribuye al crecimiento de las flores, los tallos y las hojas del tomate.
  • Incrementa la capacidad de desarrollo de las raíces para poder absorber nutrientes.
  • Propicia la formación de tomates más resistentes a climas cálidos.
  • Aumenta la velocidad de maduración de los frutos y mejora su calidad.

Ausencia de boro en siembras de tomate

Cuando el suelo en el que se siembran los tomates carece de boro, pueden acumularse sustancias tóxicas directamente en los tejidos de los cultivos.

De ser el caso, es posible que las plantas mueran envenenadas, pero en las situaciones menos graves, existen señales que advierten la ausencia de boro.

Algunas de ellas son la formación defectuosa de los frutos o la caída de los pequeños brotes, sin embargo, esta etapa es la más leve.

Si la situación empeora, se aclaran las hojas de los arbustos de tomate (verde claro), y comienzan a enrollarse de manera tubular.

En la fase terminal de la planta, las venas marcadas en las hojas adquieren tonos oscuros y los pliegues de los tallos se debilitan.

De igual manera, los puntos de crecimiento que tienen los arbustos, comienzan a ponerse negros hasta perecer y, de tener frutos, también les aparecen manchas.

No obstante, es importante considerar que el exceso de boro también puede secar las plantas, por ello debemos ser cuidadosos con la cantidad necesaria.